Para Luis el interiorismo es plasmar las emociones y materializarlas, y lo más importante es hacer que sea algo personal y que resulte agradable. Él considera que es necesario arriesgar y ser valiente también en el mundo de la decoración.
Sus estudios de arquitecto hacen que no pueda inspirarse a partir de una tela, por ejemplo, sino que lo hace más desde la parte arquitectónica. Una de sus virtudes es su creatividad y capacidad de descontextualizar los objetos. Le gusta hacer "lo que le da la gana" y transformar cosas pequeñas en grandes y viceversa.
Luis recuerda que cuando llegó a España trabajó en un estudio, donde confiesa que, sobre todo, aprendió "lo que no hay que hacer". Después, comenzó a trabajar de forma individual y desde ese momento ha realizado multitud de proyectos en un gran número de países, siempre de forma muy exitosa, algo que de alguna forma le agobia, aunque agradece las felicitaciones y reconocimiento.
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