La diseñadora SILENCIOSA

CONSAGRÓ SU VIDA AL ARTE DE VESTIR LA CASA. MALTRATADA POR LA HISTORIA, FUE UNA DE LAS IMPULSORAS DE LA ARQUITECTURA DE INTERIOR MODERNA.



Colaboradora de Le Corbusier, sus diseños en la sombra marcan los mejores momentos del siglo XX. Su mano femenina humanizó novísimos muebles que hoy son más influyentes que nunca.

Decepcionada con lo estudiado en la École de l’Union Centrale des Arts Décoratifs, en 1927, una recién licenciada reunió coraje y se atrevió a llamar a la puerta del estudio de los grandes pensadores de la arquitectura de entonces para ofrecer su colaboración.

“Desgraciadamente, en este taller no bordamos cojines”, le respondieron. Ella era la arquitecta y diseñadora Charlotte Perriand (París, 1903-1999), él, Charles-Edouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier (1887-1965). Poco después, el creador suizo visitó Bar sous le Toit en el Salón de Otoño, un proyecto de Perriand que materializaba algunas ideas de Le Corbusier. Quedó fascinado y la instó a sumarse al equipo que formaba con Pierre Jeanneret, en Rue de Sèvres, como responsable de mobiliario e interiores.

Las cosas comenzaron a cambiar. Con Perriand, los muebles que vestían los espacios proyectados por Le Corbusier –hasta ese momento, más toscos y dispuestos en el espacio sin orden ni concierto– ocuparon el lugar que les correspondía.

En los diez años siguientes, la arquitectura interior y la funcionalidad de los muebles se unificaron. Perriand, abriendo un nuevo camino entre la jungla del kitsch y déco francés de los años 20 y 30, apostó por un diseño de interiores y muebles integral que tenía en cuenta cuestiones ergonómicas, funcionales y formales.


Comedor del taller de Perriand en Saint-Sulpice, París, 1927

En su época se mantuvo en un discreto segundo plano. Pero una exposición en el Centro Pompidou de París reivindicó su figura y se convirtió en la primera gran monográfica dedicada a esta creadora tras su muerte en 1999. Documentos inéditos y más de 70 piezas originales -maquetas, dibujos, fotos y una película– dieron a conocer la vida, el pensamiento y obra de una pionera silenciosa maltratada por la historia.



Los inicios: Con 24 años comenzó a trabajar con Le Corbusier. Exiliada en Japón durante la II Guerra Mundial, aquella experiencia influyó decisivamente en sus diseños.

Su innovación: La intuición para usar nuevos materiales, combinando modernidad y tradición, por ejemplo bambú y aluminio. Le apasionaba proyectar formas orgánicas.

Sus interiores: Entre otros, La Roche-Jeanneret, Savoie en Poissy y el Pabellón Suizo en la Ciudad Universitaria (París).

Un libro: Charlotte Perriand, un art d'habiter de Jacques Barsac publicado por Norma Editions, 2005.

Sus reediciones: Cassina acaba de añadir sus butacas, mesas, sofás y cómodas a su colección I Maestri.


Diseñando muebles con alma

Mesa baja maciza con patas de chapa, de 1956.

Silla Ombra (de 1955), en madera y metal. Uno de sus diseños más emblemáticos.

Prototipo de la butaca Gran Confort (de 1928) de Le Corbusier-Jeanneret-Perriand.

Charlotte Perriand en la Tumbona basculante, diseño de Le Corbusier, Jeanneret y Perriand (de 1928).

Librería policromada de madera y metal (de 1952), otra sus piezas emblemáticas.




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