Ubicada en Mahón, esta construcción vernácula con herencia artesanal se ha convertido en el refugio menorquín del arquitecto Luis Laplace, Premio AD al Mejor Arquitecto 2021.
"De una manera orgánica terminamos comprando nosotros una finca maravillosa que estaba completamente abandonada donde antiguamente se hacían quesos", cuenta el arquitecto desde su estudio de París. “Iba buscando algo más de calma, de espacio, y me encontré con ese paraíso. Los que llegamos a Menorca respetamos ese estilo de vida que acaba siendo un filtro natural para la isla. Me di cuenta de que era el lugar para mí también".
Su pareja, Christophe Comoy, es un apasionado de la jardinería y del campo y pronto le vieron el potencial a esta casa en ruinas, conocida como Santa Magdalena. "La gente abandona el campo para irse a la ciudad y es el extranjero el que ve la belleza del lugar", explica el argentino.
Las columnas irregulares, las capas de cal soportando el paso de los años, lo que más le impresionó de la construcción autóctona fue su gestualidad, "estando en Europa, la arquitectura menorquina es mucho más gestual, algo más propio de lugares más inhóspitos". El carácter local se impregna de detalles espontáneos y el artesano cobra un protagonismo inconfundible. "Me encanta encontrarme esos portales de dos columnas distintas, que se alzan casi de una forma inocente, artesanal, más humana y espontánea".
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