Este piso pequeño de 60 m2 ha pasado de ser una cueva oscura a un hogar luminoso y funcional.
Cuando una pareja de arquitectos emprende una reforma juntos hay dos posibilidades: que el resultado sea un proyecto alucinante o que esa sea la última reforma (y última cosa, en general) que acaben haciendo juntos. Si en la ecuación incluimos a otros dos, sus hijos –también arquitectos– y sumamos el factor de que la vivienda era una “cueva” (como la llamaban entre ellos) oscura y compartimentada, y con apenas 60 m² de superficie, el riesgo se multiplica exponencialmente.
Sin embargo, en este caso, podemos sacar una conclusión: la familia que reforma unida permanece unida. Ellos son los Picado de Blas, fundadores del estudio del mismo nombre, formado por los arquitectos Rubén Picado y María José de Blas, que diseñaron un espacio independiente para sus hijos, Mateo y Candela en el barrio de Arturo Soria, de Madrid. El final de este piso pequeño ha sido bonito y feliz.
Comentarios
Publicar un comentario